Tras la conquista definitiva de Priego por Alfonso XI, esta villa perteneció a la corona hasta 1370, año en el que Enrique II la cede en señorío a los Fernández de Córdoba. Tras la toma de Granada, lo Reyes Católicos en recompensa por los servicios prestados, conceden a este linaje el título de Marqueses de Priego, título al que añadirían algunos años más tarde el de Duques, al entroncarse con la Casa de Medinaceli.
Escudo de los Duques de Medinaceli situado en la fachada de su administrador, junto a la
ermita de la Aurora de Priego. Foto: Priego de Córdoba: Guía Multidisciplinar de la Ciudad y su territorio.
Durante este periodo, las primeras referencias que tenemos a Castil de Campos datan del siglo XVI, cuando el Marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba, compró unos terrenos a Alfonso y Antón de Salvatierra, apareciendo la Dehesa de Castil de Campos como zona limítrofe de estas tierras.
De la Dehesa de Castil de Campos sabemos que en el primer tercio del siglo XVII, pertenecía a los bienes de propios del Concejo de Priego y su aprovechamiento fue bastante complejo a lo largo del tiempo. Utilizada en ocasiones de forma comunal por la colectividad de vecinos para apacentar sus ganados, sembrar algunas de sus partes o abastecerse de sus frutos y leña, el Ayuntamiento de Priego la solía arrendar con fines forestales, agrícolas o ganaderos, para hacer frente con sus beneficios a diversos gastos concejiles.
El arrendamiento de esta dehesa y de las tierras del Marqués de Priego-Duque de Medinaceli, junto a las facilidades dadas por el Ayuntamiento a los arrendadores para edificar sus casas al lado de los abrevaderos existentes alrededor de las fuentes, posibilitaría un continuo y progresivo aumento de la población. Este sería el origen de los dos ejidos de Castil de Campos, tierras de uso común próximas a la población, destinadas a estacionar el ganado, situadas junto a las fuentes y que darían lugar a los dos núcleos de población que hoy existen en Castil de Campos.
Respecto a los manantiales que han surtido de agua a estos dos ejidos de Castil de Campos, en el siglo XVII se hace referencia a ellos como el agua del ejido de las tres pilas y el agua del ejido de las seis pilas, identificables ambas respectivamente, con las Fuentes de los Ejidos Alto y Bajo a las que se hace referencia en la documentación histórica del siglo XIX, y con las actuales fuentes de los "Chimereos" o "Chirimeros" y "Del otro Ejio".
Las circunstancias a las que anteriormente nos referíamos, favorecieron que aumentase el número de pequeños propietarios y renteros que junto a los colonos del Duque de Medinaceli, irán formando pequeñas cortijadas y aldeas, algunas de la cuales con el paso del tiempo se convertirán incluso en nuevos municipios.
Para conseguir esto último, fue necesario no obstante, que estas aldeas consiguieran primero su emancipación parroquial. Este proceso se inició en 1679, cuando varios labradores de Fuente Tójar, Zamoranos, Campo Nubes y Castil de Campos, consiguen la autorización del Ayuntamiento de Priego y la Abadía de Alcalá la Real (entidades de las que dependían en lo administrativo y religioso), para construir una ermita y poder oír misa lo más cercano posible a las tierras que trabajaban. Esta ermita se construyó en Fuente Tójar, punto más céntrico a referidas poblaciones, y aproximadamente un siglo más tarde (1778) se había convertido en Ayuda de Parroquia con pila bautismal, lo que tendrá importantes consecuencias para el futuro de esta población.
Durante estos años, los vecinos de Castil de Campos acudieron para oír misa a la población vecina de Fuente Tójar, hasta que en 1798 y para evitar los continuos desplazamientos a los que estaban expuestos, decidieron la construcción de su propia ermita. Dos años más tarde surgían también las primeras Hermandades en Castil de Campos: la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario y la Hermandad de las Ánimas.
Antigua Iglesia de Castil de Campos, construida en 1798
Foto: Apuntes para la historia de Castil de Campos
Conviene aclarar que se trataba sólo de erigir una ermita, sin atribuciones de parroquia. Para los servicios religiosos como bautizos, casamientos, enterramientos, así como para las inscripciones en el registro parroquial, los habitantes de Castil de Campos, pertenecían a la iglesia de Fuente Tójar, y en última instancia a la Abadía de Alcalá la Real, entidad a la que se perteneció hasta 1.873, año en el que el Papa Pío IX promulgó la Bula "Quae Diversae", por la que Castil de Campos pasó a depender de la Diócesis de Córdoba.
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